Ocurre con frecuencia que a los centros llega profesorado novel con el único bagaje de lo aprendido y visto en la Facultad de Educación y, en el mejor de los casos, con la experiencia del periodo de prácticas donde siempre falta una necesaria reflexión y contraste de lo vivido. Esa reflexión debería tener en cuenta diferentes aspectos:
-Que el objetivo es aprender los fundamentos de la profesión, ser conscientes de por qué se hacen las cosas de una determinada manera, por qué se toman unas decisiones y no otras.
-Que cualquier práctica se apoya en el análisis, la reflexión, la intervención sobre la situación de enseñanza-aprendizaje en un contexto concreto.
-Que la práctica implica un complejo campo de destrezas y saberes: diversidad e interculturalidad, control del grupo, estrategias de evaluación, relación entre los compañeros y alumnado, políticas educativas, planificación, organización del currículum...
-Que las dificultades son menos si aprendemos a trabajar colaborativamente.
-Que nos definimos como docentes en los primeros años de ejercicio.
Por todo ello, conviene estar atento para desarrollar una visión óptima de lo que nos rodea. Habrá que conjugar la biografía personal (las experiencias previas, los intereses y motivaciones, los sistemas de referencia...), la cultura y el contexto escolar (modelos de vida de cada centro, recursos, los proyectos escolares, el liderazgo el equipo directivo, el claustro...) y el propio rol del profesor (qué se espera de uno, cómo construyo el currículum, etc.) para conformarnos como verdaderos profesionales.
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