Diciembre nos desnuda, dejándonos a la intemperie del nuevo año, sin más vestimenta que nuestros buenos propósitos. Lo vivido ya nos parece pasado, y como tal, lo recordamos mejor o peor de lo que fue. Sea como sea, pronto comenzamos a soñar con la primavera que volverá a llenar de verdes hojas nuestras ramas. Pero esta vez es diferente, no importa cuán caducos sean nuestros frutos, siempre y cuando mantengamos perennes las raíces.
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